sábado, 7 de mayo de 2011

La desnutrición bajo las sábanas

“LA DESNUTRICIÓN BAJO LAS SÁBANAS”


“La desnutrición en los pueblos es señal de pobreza, en los hospitales de ignorancia”
A. Wertlind




En los últimos años se ha avanzado muchísimo en  procedimientos diagnostico, cirugía, tratamientos, etc. Pero sin embargo, en la nutrición hospitalaria seguimos igual que hace 20 años.
En un hospital de provincia desconocida, me contaron que existía una dieta llamada “por sonda”, cuando  el supervisor recién incorporado al puesto, se puso a descubrir las calorías que tenia dicha dieta descubrió que no llegaba ni a las de un yogurt. Nadie se había cuestionado dar los  preparados  artificiales que existían en la Farmacia para tal fin, esta historia es tan sólo de hace 10 años, ya hoy eso es pasado. Pero la “desnutrición sigue bajo las sabanas”.
 ¿ Es asumida la nutrición como parte del tratamiento? ¿ Se valora el estado nutricional del paciente a su ingreso? ¿ se valora el riesgo de desnutrición? ¿ Nos hemos parado a contar cuantas veces dejamos en ayunas a un mismo paciente en una semana para las distintas pruebas diagnosticas? Son tantas las cuestiones que es otro de los riesgos que tienen nuestros pacientes, sobre todo los mayores de 70 años que terminan desnutridos, aumentando el riesgo de contraer infecciones, aumento de estancias y aumento de complicaciones. Volvemos a caer en olvidarnos de que lo básico es olvidado, no se le presta atención. Volvemos a caer en el error de que lo esencial no es importante y lo olvidamos.
La desnutrición hospitalaria afecta al 30-50% de los pacientes ingresados. Su repercusión en morbimortalidad y en costes es elevada. Siendo evidentes grandes mejoras en técnicas de alimentación, dietética y soporte nutricional artificial. En qué se basa la  explicación a la persistencia del fenómeno desnutrición.
Las causas de que persistan tasas tan elevadas de desnutrición hospitalaria se pueden atribuir a diferentes circunstancias.
La alimentación en nuestros hospitales no está adecuadamente regulada ni controlada, dependiendo todavía del criterio de la empresa concesionaria del concurso publico o de gestión para su programación y control, dado que no disponen oficialmente en sus plantillas de personas expertas en su diseño calibración y control.
Nos resulta grato contemplar cómo nuestros grandes complejos hospitalarios son dotados con sofisticadísimos y carísimos medios de diagnóstico o nuevos procedimientos terapéuticos que, aparte de los medios materiales, requieren buen número de personal especializado para la atención de un número limitado de pacientes. Para ello es frecuente que se admitan  supraespecialidades dentro, o independientes de los servicios clásicos y generosas partidas presupuestarias. Lo curioso es que no se contemple sistemáticamente la necesidad vital y esencial, de estos pacientes de élite en su patología específica, ni del resto de los ingresados en los hospitales modernos: su adecuada nutrición. De aquí surge la pregunta ¿de qué les valen a estos enfermos todos los cuidados del mundo si, pueden terminar desnutridos y al darles el alta encontrase en unas circunstancia de dependencia total.
Las causas pueden ser varias:
-La formación de médicos y enfermeras en nutrición hospitalaria, que conlleva a que no den importancia a la repercusión que tiene para el paciente el que pasen días y días sin comer, debilitándose debido al déficit calórico necesario para su estado de salud, conllevando una respuesta inadecuada a tratamientos. Sin embargo se ha progresado mucho en la alimentación artificial y preparados dietéticos específicos para determinadas patología, pero el problema está en la falta de sensibilización de los profesionales sanitarios, que se nos escapa de nuestro plan de actuación, porque no lo vemos.
-Problemas en recursos humanos y gestión de personal. No tenemos en nuestras plantillas personal con las competencias necesarias para llevar acabo esta necesidad tan vita como es la alimentación de nuestros pacientes. En el hospital que os contaba al principio de provincia desconocida, me contaban, que no existía Unidad de Dietetica y Nutrición. Existe la necesidad y hay profesionales ¿ por qué, lo evidente no se hace?
-Más del 50% de nuestros pacientes ingresados requieren alimentarse siguiendo una dieta terapéutica, dietas que hay que diseñar, actualizar, adaptar a situaciones especiales, vigilar en su cumplimiento al elaborarlas, distribuirlas y consumirlas. Esto conlleva recursos. Pero para ello hay que ser conscientes de la dimensión del problema para poder actuar y ese , creo ,dentro de mi humilde opinión que ahí es donde está el principal problema.
Tenemos razones de peso para atajar el problema, desde la calidad asistencial , pasando por la responsabilidad ética y como no en estos tiempos, por razones económicas. Está claro que la desnutrición encarece el proceso asistencial al incrementar la morbilidad, las complicaciones postoperatorias, la estancia hospitalaria, los reingresos, etc. Tal es así la repercusión económica que estaría justificado su abordaje y prevención, casi exclusivamente con esta razón.
La estrategia de actuación pasa por una prevención de la desnutrición, con una valoración nutricional en las personas de riesgo y un seguimiento adecuado y en los casos necesarios un tratameineto dietético acorde con los requerimientos calóricos necesarios según la patología. Y por último pedir a “nuestros mayores” que reconozcan el problema y que sea de obligado cumpliemnto unidades de gestión clínica de Dietetica y Nutricion con técnicos en dietética, diplomados y Endocrinos nutricionista que sirvan de apoyo y garanticen una calidad asistencial.
Haciendo alusión a mi primer post espero que tengamos “buenas intenciones” también con este tema y cuando veamos a un paciente con este riesgo, establezcamos un plan que evite su desnutrición dentro de su estancia hospitalaria.
Saludos y “buen provecho” compañeros.

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